Libros y Pelís... o la excusa de escribir un post?

Hace un rato he terminado de ver la película Celda 211 de la que hablaba Wait en su último post. 

Como me gusto su recomendación y había visto ya la cantidad de Goyas que se llevo pues me dio curiosidad porque en realidad hace tiempo que no me atrapaba ninguna película.
La última que logro consumirme en una mezcla de angustia y risas fue My Sister´s keeper y entre tanta pelí sin sabor que he visto ultimamente, hasta tuve que recurrir de nuevo  a una de mis favoritas (The Notebook) para apuñalarme el pecho  y disfrutarlo, porque cuando no encuentro películas que me dejen algo, es como si me quedará vacía. Es como cuando me paseo dos horas en la librería y no encuentro un libro que me enamore y ando durante días  como si me faltase algo.
Mi madre y mi esposo se ríen de esto. Dicen que yo viendo películas y leyendo me dejo aflorar. En la vida real mi humor negro no deja que me asome una lágrima  en vivo aunque el mundo se derrumbe a pedazos (que los que me logran conmover se llevan un Oscar, que lo sepan) pero una buena trama, ya sea escrita o bien actuada me puede accionar todas las lágrimas en cambote. Se vale, no?
Pues bien, Celda 211 (que de romántica tiene lo que yo de rubia natural, por si acaso no se vayan a llevar un chaparrón con el tema) tiene lo que me gusta encontrar cuando me sumerjo en una historia: una trama concreta que se va hilando a medida que suceden las cosas, desarrollandose de manera natural pero sin dejar de sorprenderte. 
Las actuaciones le quedaron a los personajes como dedo en monja. Los diálogos hicieron lo suyo y principio y final me dieron lo que busco siempre: que me enganche sin dudas y de un guantazo a la primera y que me deje la historia metida en la piel en la última.
Y eso, en estos días de cine santurrón, flojo y taquillero; se agradece mucho, la verdad!
Fijense que tanto me gusto y me ha parecido genial... que ha hecho que escriba un post
Lo segundo que me trajo, ha sido un post de Anto, sobre de que manera se logra enseñar a un niño el amor por la lectura. Yo le comente que con historias que se sepa que le gusten en audio libros si les da flojera leer, aunque la verdad siempre he creído que la lectura es como los colores, como los sabores, como los hobbies. Si te gusta, te gusta... Si no, pues ya aprenderás a coser, tejer, cantar, tocar piano o correr autos pero no te acercarás a un libro aunque te lo borden con chocolates.
En mi caso, cuando era niña, mi madre apelo conmigo a muchas cosas  para que me enganchase a la lectura  antes de que supiésemos que me gustaba leer de forma natural.
Me contó que nunca me leyó estando en la panza de manera consciente, menos a manera de estimulación como hacen ahorita (además que con 5 chamos más grandes, ni de coña tu quieres que el 6to muchacho te salga sobreestimulado, verdad?) sino que ella simplemente leía para entretenerse y dispersarse en sus ratos de ocio ya que sus libros siempre han sido su escape.
Cuando, a veces, me digo que no tengo tiempo de leer y me acuerdo de ella, miro a mi alrededor y al no ver ningún crío corriendo ni comidas por hacer; me da un sensación de culpa que pa qué.
Nunca entenderé de donde sacaba tiempo para leer tanto estando realmente tan ocupada, pero bueno es una come libro de primera categoría, así que... pues de allí... 

Y gracias a eso y a una de mis hermanas mayores que es idéntica a mi madre en su gusto,  tuve la oportunidad de crecer en un casa que no escatimaba en libros. Los encontrabas por todas partes. 

En las noches, mi madre y mi hermana se turnaban para leerme y a veces, muy pocas y bajo amenaza de morir mientras dormía, lo hacía mi padre (que odiaba leer y que al final, murió cuando estaba por dormirse. -"Es que la vida te la mete sin que tes cuenta"- Malamadre. Celda 211) y cuando no podían leerme, apelaban a los audiolibros que en ese entonces venían  en cassettes con libros de colores alucinantes para apoyar lo que oías (no se como vienen ahorita porque en mi vida he vuelto a escuchar uno) así que de cualquier forma, siempre me iba a dormir con una historia nueva llenandome la almohada.

Cuando ya no necesitaba ayuda de nadie para leer, era usual en aquella época encontrar en mi cuarto 3 tomos de El Tesoro de la Juventud a los pies de mi cama, primero porque me servían de escalera para subirme a ella y luego para leerlos. Supongo que de allí mi fascinación por apilar libros a en la mesa de noche y en el piso junto a mi cama, aún hoy por hoy.
Era algo raro ver  una casa con tanta gente y tantos libros y que solo 3 personas leyeran tan asiduamente y que los demás hasta el día de hoy, esperen a ver el título en película, que si no es así, no se enteran ni de quien era Cristo.
Pues bien, a raíz del post de Anto trate de ir más allá, de rememorar en realidad y con puntualidad,  que fue de todo lo que me rodeo lo que me hizo amar los libros y empezar a leer desde tan temprano y descubrí que por sorpresa, no fueron los libros, ni las historias, ni los personajes, ni el tiempo que emplearon en leerme y explicarme que significaban las cosas. Lo que me engancho a la lectura, fue la letra de mi madre.
El querer entender que decían esos garabatos que ella hacía con el lápiz y que le salían tan monos y que yo trataba una y otra vez de imitar pero con tan mala suerte que cuando rayaba pues eso, solo salía una raya. (Años despues la imite tan perfectamente que se dió cuenta cuando no firmo boletas por 6 meses y me lleve la paliza del siglo).
Entonces la vi, tomando apuntes mientras estudiaba, firmando cheques, haciendo listas, escribiendo etiquetas, haciendo notas para el colegio, escribiendo cuentos y ese fue el pequeño milagro: Su letra corrida espectacularmente bella. Sin nada de ornamentos, tan ella. Práctica, legible, concreta, rebelde. No importa de que animo este, no importa si escribe a lápiz o con lapicero, mucho o poco, si está cansada o dormida, siempre se lee igual, su letra no cambia. Es como el reflejo de su alma.
Eso fue lo que me enamoro perdidamente de las letras, el querer saber que decían cuando mi madre las juntaba todas formando palabras. 

Esa fue la verdadera causa de que desde los 3 años yo me haya sumergido en un mundo  fascinante del que no podría desprenderme  y el día que no pueda leer más, pues entonces ese día volveré a los audio-libros.
Un Beso a todos y sorry por aparecer tan tarde para comentarles pero de verdad que he estado tan full que ni para volverme a leer la colección de los reyes malditos que descansan en mi mesa de noche, he tenido tiempo (esa es otra recomendación que no deben pasar por alto: Los Reyes Malditos de Maurice Druon. Es la segunda vez que me los leo).

P.D: Va sin correcciones, ya mañana lo releo porque capaz de que escribí sin pies ni cabeza y ya muero de sueño.