Manos

Siempre he sentido verdadera admiración por aquellas personas que tienen talento para la música y jamás pude entender como una persona que lo tuviese, no lo aprovechara más que para el puro relax dominical.

Vamos, que para relajados estamos los que como yo, entendemos por "relax musical" poner un disco y escucharlo todo el rato porque de crear música solo lo haremos cuando nos toque tocar el arpa por allá arribota, que no nos queda de otra.
Pues bien, como bien reza el dicho aquel de: "Dime a que cosa le huyes y te diré que te persigue" conmigo no hizo la excepción y me ha tocado vivir con un hombre que tiene un oído espectacular y el talento increíble para tocar varios instrumentos pero, que solo toca de vez en cuando y de cuando en vez.
Empezó estudiando piano siendo muy crío y luego de 7 años de clases, lo abandonó al instante y sin remordimientos al caer enamorado perdido con el sonido de una guitarra acústica. La primera la tuvo a los 15 años y de eso han sido ya 18 años ininterrumpidos de amor idílico y pasional.
Muy de vez en cuando vuelve a su primer amor, se sienta y toca un poco de teclado pero aunque le gusta, siempre dice que no consigue expresar lo que siente como con las cuerdas de una guitarra. Cosa de locos, supongo.
Por sus manos han desfilado unas cuantas. Rompió más de una, vendió otras, presto, le robaron, etc. pero jamás ha dejado de tener una a cuestas. Es como una extensión de si mismo que no puede dejar olvidada en ninguna parte así como para el resto de los mortales lo normal es llevar dos brazos.
Puede que haya épocas en que no se digne a mirarlas más que para limpiarlas y hacerle su respectivo cambio de cuerdas pero no importa cuan oxidado diga estar porque basta con que se ponga a tocar para que en menos de cinco minutos la guitarra suene como a él le da la gana.
Yo, sigo sin entender como alguien con ese talento no lo derrochó en algún lugar o banda, pero lo que si he aprendido a comprender perfectamente a través de él es la satisfacción que puede generar tener una pasión tan intensa y personal como esa. El sentir que puedes extenderte con las cuerdas, convertirte en algo más que palabras y no ser más que un simple mortal.

Las fotos son de una sesión que le hice el sábado (una serie para su estudio). En muchas payaseo tanto hasta que le dolio la cara, porque detesta las fotos donde es centro de atención, así que me tuve que enfocar en sus manos.

Como todo tiene un precio, para dejar que se las tomará tuve que prometerle un pie de limón... :)

P.D: Hoy Blogger esta Popy con los comentarios. Me permite comentar en algunos blogs y en otros no. Ni idea, de hecho, no me permite comentar acá mismo. Así que ya lo intentaré más tarde. Besos.